La palabra “esquina” no existe en japonés, por lo que se apropiaron de un anglicismo: “corner” y lo hicieron suyo: “kōnā”.
Esquina miscelánea. Espacio para conectar aromas, capturar sabores, caminar sonidos y desconectar tiempos.
En una agitada esquina de la Colonia Americana, el proyecto se concibió como un café y tienda para estimular diálogos creativos o la simple contemplación, y que pudiera funcionar como centro de reunión de mentes afines.
El interior es territorio abierto y permeable, ocultando solo las zonas de servicio. De la mano con los amplios ventanales de la esquina, se permiten vistas largas que permiten cruces con las de otros comensales.
El desnivel en alto con respecto a la calle funciona como templete, desvinculando el uso interior del bullicio de ese crucero exterior. La terraza y su bordo vegetal actúa como palco para contemplar el paso de la vida local. La intervención hacia el exterior se lee discreta y respetuosa.
Muebles fijos diseñados para el lugar.