IDEA DE ARQUITECTURA
En sus reflexiones sobre el tema de la intervención urbana en contextos patrimoniales y la ciudad histórica, Ignasi de Solà-Morales subrayaba correctamente que “todo problema de intervención es siempre un problema de interpretación de una obra de arquitectura ya existente” (Pérez Escolano, 2002: 455). Señalaba, además, las dos maneras tradicionales de intervención: por un lado, está el planteamiento de Viollet le Duc, en donde la restauración consiste en “acabar de hacer un edificio tal como debería haber sido” (Pérez Escolano, 2002: 456); por el otro, se encuentra el modelo de John Ruskin, que “reclama que la obra debe permanecer como nos llega, como una supervivencia de un gran naufragio que debe preservarse de la mejor manera posible” (Pérez Escolano, 2002: 456). En cambio, Solá-Morales abogaba –de manera inteligente– por una tercera vía que consiste en una actitud “de intervención proyectual; la que responda a lo que los edificios nos dicen” (Pérez Escolano, 2002: 456).
La intervención que hicimos del conjunto Casa Bosque Eduviges se inscribe dentro de esta tercera línea. Creemos, por lo tanto, en una intencionalidad de la acción proyectual; en un operar en respuesta a lo existente. No quisimos caer en un cierto determinismo conservacionista. Evitamos entrar en esa especie de ficción que Giorgio Grassi ha denominado la creación de ruinas artificiales.
Nuestro objetivo era responder (como si de una conversación se tratara) al lugar, a su historia y a su arquitectura. Tratar de vincular, además, el pasado con el presente, ofreciendo una especie de promenade arquitectónica y cultural que aprovechase al máximo su complejo e intricado entorno.
De esta manera, confiamos en otorgarle un espacio público, amable, a la ciudad. El conjunto se abre y se transparenta a la ciudad e incluye una pequeña cafetería que permite que la casa se integre al contexto y dialogue con la Casa Iteso Clavigero -ubicada justo enfrente -.
EL CONJUNTO
El proyecto Casa Bosque Eduviges significó una doble intervención: la readaptación de una finca (La Casa) con un alto valor patrimonial a servicios de hotelería y la construcción de una nueva obra (Edificio Nuevo) para el mismo uso. La casa se atribuye al ingeniero Juan José Barragán y data de los años veinte. El estado de la casa y su entorno al momento de su intervención eran aceptables y consideramos que no sufrieron alteraciones significativas durante toda su historia.
LA CASA
Cuando la casa se tomó para iniciar el proyecto de adaptación, ya presentaba condiciones únicas respecto a construcciones contemporáneas en la zona: servidumbre perimetral, planta simétrica, mínimo adorno y color uniforme.
Se realizaron varias propuestas en colaboración con el cliente para el planteamiento inicial; todas proponían adaptar el programa al nuevo uso con un mínimo de intervención. Se decidió que la opción que mejor convenía a este propósito era que las habitaciones tuvieran accesos independientes desde el andador perimetral, mediante la adaptación de las esquinas nororiente y norponiente. En ese punto se desarrolló la idea de anexar una torre nueva de habitaciones en el patio posterior de la finca, haciendo énfasis en la intención de que todo el conjunto funcionara como hotel boutique, lo que implicó adaptar la distribución para que se albergara una recepción (en la sala tras el ingreso principal) y una cafetería (dentro de la cochera original, en la esquina norponiente).
En arquitectura, el aspecto de cuatro fachadas de la casa se mantuvo intacto, salvo dos ventanas que se extendieron a puertas, haciendo réplicas de las existentes en herrería. La losa de azotea se perforó con linternillas para iluminar y ventilar naturalmente los baños nuevos. En la esquina norponiente, la escalera que subía al piso superior (originalmente cuarto de servicio) fue forjada de nuevo para corregir lo pronunciado de sus escalones con la finalidad de que la llegada a esa habitación fuera más accesible. En la esquina nororiente, se demolió un baño que daba servicio al patio y que claramente no pertenecía a la construcción original.
Para los acabados, se buscó conservar y continuar la paleta neutra de la casa: en fachadas únicamente se remozaron los aplanados existentes y se conservó un tono de pintura similar, continuándolo al interior en las habitaciones. Los recubrimientos en regadera son de azulejo monocromático, intentando emular lo encontrado en los dos baños existentes en la casa. Para recubrir los pisos de las habitaciones se propuso contrastar duela de ingeniería en cuartos y granito buzardeado en áreas húmedas y tapetes de ingreso. Al exterior, los pisos presentaban daños y materiales dispares, por lo que se uniformaron colocando losetas de piedra San Andrés en todos los recorridos. El área del patio central, así como las escalinatas perimetrales nuevas y existentes, se uniformaron con terrazo gris hecho en obra.
En las áreas de Cafetería y Recepción se propuso mobiliario fijo en cedro sólido para ofrecer una atmósfera contemporánea y cálida en dichos espacios de reunión.
La cancelería nueva para habitaciones y baños se diseñó a partir de la existente en puertas y ventanas, criterio que se continuó con las nuevas puertas de intercomunicación, ya que la mayoría de las originales presentaban apolillamiento.
Los dos vitrales existentes en el patio central y la fachada poniente fueron remozados conservando su imagen, tonos y procesos originales.
Como parte de la propuesta del conjunto y como complemento a los recorridos por el caminamiento circundante, se propuso que la azotea funcionara como un jardín de grava, con maceteros con arbustos y bancas de material para el uso de huéspedes, de manera tal que funcionara como primera referencia visual de las habitaciones de la torre hacia las vistas largas. La idea quedó pendiente de ejecutarse.
EDIFICIO NUEVO
El nuevo edificio se planteó como un objeto singular que establece una interesante tensión con respecto a la casa patrimonial existente. El volumen se emplaza en el traspatio del predio con medidas mínimas de desplante (4.40 m x 13.40 m) y con una altura de cuatro niveles (12 m). Su ubicación y su escala permiten que el edificio apenas se asome desde la calle. El monolito se acomoda discretamente –con un poco de timidez– en la parte trasera del conjunto.
El volumen tiene forma rectangular en su planta. Este rectángulo se divide en su parte longitudinal en dos partes: hacia el frente (sur), el volumen consta de una estructura de acero con ventanería de herrería artesanal y cristales inteligentes; el lado norte está hecho a base de mampostería con un terminado de enjarre (aplanado) en su estado y color natural. En la parte central del volumen se encuentra la escalera, fabricada con placa de metal. El eje de la escalera (el centro exaacto del volumen) consta de una placa de 2” que corre a lo largo de la altura del edificio.
El interior de las habitaciones emplea terminados cálidos (pisos y muebles de madera cedro). La parte distintiva del edificio son, sin duda, los postigos que protegen las habitaciones del sol del sur, además de ofrecer privacidad y aislamiento acústico. Se constituyen, además, en el elemento que le otorga calidez al conjunto, aliviando la dureza de la estructura de metal exterior. Las distintas posibilidades de modulación y apertura de los postigos permiten que la fachada sur mantenga distintas variaciones y posibilidades compositivas.